la amenaza del keylogging

El keylogging es una técnica que consiste en registrar y almacenar las pulsaciones de teclas que un usuario realiza en su teclado. Es una herramienta que puede ser utilizada tanto para fines legítimos como maliciosos. Los dispositivos o programas que realizan esta función se conocen como keyloggers, y su capacidad para capturar información sensible sin que el usuario se dé cuenta los convierte en una amenaza significativa para la seguridad y privacidad.

Los keyloggers pueden clasificarse en dos grandes categorías: de hardware y de software. Los keyloggers de hardware son dispositivos físicos que se conectan entre el teclado y la computadora, o en el puerto USB, y registran todas las teclas presionadas. Estos dispositivos son difíciles de detectar porque no requieren la instalación de ningún software y operan de manera independiente al sistema operativo. Algunos keyloggers de hardware incluso están integrados en el propio teclado, lo que los hace prácticamente invisibles.

Por otro lado, los keyloggers de software son programas que se instalan en el sistema operativo del dispositivo objetivo. Pueden ser distribuidos a través de malware o estar ocultos en aplicaciones aparentemente inofensivas. Existen diferentes tipos de keyloggers de software, como aquellos que operan a nivel del sistema operativo, interceptando las pulsaciones de teclas a medida que se realizan, o los que funcionan capturando la información que se introduce en formularios, especialmente en navegadores web.

Uno de los peligros más comunes del uso ilegítimo del keylogging es el robo de información personal. Los ciberdelincuentes que instalan keyloggers en los dispositivos de las víctimas pueden capturar contraseñas, números de tarjetas de crédito, datos bancarios, credenciales de acceso a cuentas de correo electrónico, redes sociales y cualquier otra información sensible que se introduce a través del teclado. Esta información puede ser utilizada directamente para cometer fraudes financieros, como transferencias no autorizadas, compras en línea, o incluso vaciar cuentas bancarias. Además, los datos robados también pueden ser vendidos en mercados clandestinos de la dark web, donde otros delincuentes los adquieren para llevar a cabo sus propias actividades ilícitas.

En España, el uso de keyloggers está sujeto a un estricto marco legal que se enmarca en la normativa sobre privacidad y protección de datos. La Ley Orgánica 3/2018, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, junto con el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea, establece que la recolección de datos personales debe realizarse con el consentimiento explícito e informado del usuario. Esto incluye cualquier actividad que involucre la captación de información a través de dispositivos o software, como los keyloggers.

La instalación y uso de un keylogger sin el consentimiento del usuario se considera una vulneración grave de la privacidad y puede ser interpretado como una interceptación de comunicaciones, lo cual está tipificado como delito en el Código Penal español. En particular, el artículo 197 del Código Penal sanciona el descubrimiento y revelación de secretos, estableciendo penas severas para quienes, sin autorización, accedan o intercepten datos privados de otra persona. La pena puede ir desde prisión de uno a cuatro años y multas, dependiendo de la gravedad del hecho y del perjuicio causado.

Sin embargo, existen contextos específicos donde el uso de keyloggers podría ser considerado legal, como en el ámbito empresarial para el monitoreo de empleados. En estos casos, la ley permite que las empresas supervisen la actividad de sus trabajadores, pero siempre que se cumplan ciertos requisitos: la actividad de monitoreo debe ser proporcional, justificada, y los empleados deben ser informados previamente sobre las políticas de control que se van a implementar. Además, cualquier recolección de datos personales debe estar alineada con el principio de minimización de datos, es decir, recolectar solo la información estrictamente necesaria para los fines legítimos de la empresa.

Protegerse contra los keyloggers requiere una combinación de buenas prácticas y herramientas de seguridad:

  1. Antivirus y antimalware: Mantener actualizado un buen software de seguridad es esencial para detectar y eliminar keyloggers de software.
  2. Monitoreo de hardware: Revisar físicamente el hardware del ordenador en busca de dispositivos no autorizados conectados al teclado o puerto USB puede prevenir la instalación de keyloggers de hardware.
  3. Uso de autenticación multifactor: Incluso si se capturan contraseñas mediante keyloggers, la autenticación multifactor (MFA) añade una capa adicional de seguridad que dificulta el acceso no autorizado.
  4. Teclados virtuales o en pantalla: Algunas aplicaciones permiten introducir información sensible utilizando teclados en pantalla, lo que puede evitar que los keyloggers basados en hardware registren las pulsaciones.
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